arte contemporáneo
FABIO CÓRCOLES
Un alma libre
Fabio Corcoles. Fabio Corcoles, nacido en Munera (Albacete) en 1956, fallecido en Palma de Mallorca este 2023.
Comenzó en la publicidad y el diseño gráfico, para luego decantarse hacia lo más artístico. Considera que crear arte es como un proceso de cocción, que lleva su tiempo. Al pergeñar una obra, define su estructura general para luego irse soltando poco a poco, consiguiendo sensaciones geométricas, equilibrios, formas y ritmos.
Conocí al artista hace ya una década. Era uno de estos artistas a los que no les gusta el mundillo galerístico, reacio a exponer en estas salas donde parece que interesa más lo mercantil que lo artístico. En pocas palabras, le interesaba muy poco el mercado del arte y hacerse con un currículum vitae cargado de concursos y exposiciones. Era libre. Hacía lo que quería, pintar y experimentar con objetos recuperados a los que les daba una nueva forma y sentido. No pensaba en el mercado, en las modas, en tendencias. Era libre.
Cuando se cansaba de un estilo, pasaba a realizar otra serie sin relación ni evolución que un historiador de arte o crítico pueda "ordenar" de una forma "lógica", de una forma que parezca "previsible", como si de un código fibonacci se tratara...Era libre.
Así que su obra tiene saltos totalmente libres, desarrollando cada una de sus series hasta dominar ese nuevo lenguaje o código.
En su obra se puede entrever una evolución desde la figuración hacia una abstracción desde lo geométrico a lo orgánica, con formas ameboides que se mueven en un plano y están cerradas herméticamente con una línea de color. Su paleta también va variando, desde un colorido muy expresionista hasta pasar a tonos más claros y una pincelada casi imperceptible.
En general podemos distinguir cuatro etapas creativas con unos saltos muy marcados, sin poder intuir un cambio en las obras. Su espíritu libre le permitía pasar de una rama a otra sin plantearse el porqué o sus consecuencias, simplemente abandonaba la serie para pasar a un nuevo reto y diversión. Si, creo que, al margen de sus demonios internos, no sufría pintando; para él era un bálsamo. Nunca le vi la cara descompuesta cuando trabajaba en silencio en cualquier rincón. Tenía paz, porque se sentía libre.
Hay que mencionar también una parte importantísima en la obra de Fabio Córcoles, son sus libros de artista, de formatos variadísimos, pero con una increíble profusión de imágenes que en ocasiones acompaña con textos, a modo de diario.
Dibujos de una factura minuciosa pasan a otros más libres pero todos destilando ese aroma que sólo lo que se cuenta de verdad, te llega al alma.
Yo lo veía en muchísimas ocasiones dibujando en las terrazas de los cafés cercanos, tranquilo con su bloc y su caja de lápices y acuarelas, abstraído de los sonidos de las cafeteras y vaivenes de la gente; sumido en su mundo. Libre.
Uno de esos días lluviosos que se encontraba en el interior de Can Salat, me regaló un dibujo. Estaba casi a punto de convencerlo para que expusiera en MA, porque congeniamos y eso es muy importante para mí. Mil veces me dijo que fuera a visitarlo al estudio, pero, como siempre, el dichoso tiempo me lo impedía. Por desgracia, una mañana me avisaron de su fallecimiento. Rápidamente me surgió la idea de proponer esta póstuma exposición, que seguro hubiera disfrutado. Lo sé.
Por ello, en esta muestra queremos hacer un homenaje a este hombre, artista singular que supo apartarse de las tentaciones de lo frívolo y se movió en el mundo de lo sensible, mundo que es a veces, duro porque conlleva soledad e incomprensión; así que nos vemos obligados, como amantes del arte de verdad, en dar a conocer su legado. Sus hijos, ahora velan por su obra y son portadores de la luz que nos deja un alma libre.